El fin de semana pasado se desarrolló en el Club Unión en El Sauce (Guaymallén) este festival que, con el festejo del equinoccio de otoño como excusa, trajo una serie de shows y clínicas musicales con artistas provinciales y algunas visitas de lujo que arribaron desde Buenos Aires. En un híbrido lugar que combina la vegetación y las ruinas de una bodega, se instaló un domo que estalló con sonidos, luces y proyecciones, en una experiencia muy particular. A continuación, compartimos nuestra crónica y las fotos de Samanta Lucero y los compañerxs de Primitivo Sub-Real.
Tipo 21 se hace presente Tacho Sonoro, el proyecto callejero que combina percusión e instrumentos hechos en casa, que es el encargado de poner primera con una sesión de ritmos y aullidos tribales. El baterista que lleva años poniéndole groove a las mañanas de la calle San Martín, nos regala una intro de veinte minutos de trance hipnótico, ideal para entrar en sintonía.
Chesterfield larga la sesión maratónica de diez bandas y solistas que se avecina; son un proyecto relativamente nuevo, un cuarteto con impronta soul/funk y con voz femenina que utiliza programaciones que lo vuelven ácido y flashero (sic), sobre el final de su lista de cinco temas, tiran unas bases electro que me dejan con ganas de más. ¡Let’s funk tonite!.
Clau Terra, la chica grande del hip hop local, larga su set con unas bases ancestrales, dispara beats quebrados y mucha rima consciente, también hay lugar para la cumbia y el reggaetón con un autotune desbocado, actual, muy pegajoso. Clau está cocinando algunos hits, cada presentación lo deja claro.
Trama son las que siguen en el line up; luciendo sus vestidos floreados, las pibas que combinan soul, folk y ritmos latinos; privilegian el elemento acústico sin dejar de sonar poderosas, logrando un sonido por demás interesante. Incluso se animan al ska/punk en “Cabeza de teta” y al hip hop en la groovie “Sacala a bailar”: simples y directas. Se despiden con una bossa/cumbia contagiosa, haciéndonos notar que el grrl power is in da house.
Con Mariana Paraway and The Sensibles, la jefa del folk menduco se hace presente en el domo, trayendo su canto de sirena y estilo único. A su clásico sonido, siempre sutil, los Sensibles le suman vuelo y profundidad y la voz de Mariana que abraza y libera, hoy suena muy rockera. Cierran su lista con Lucia Miremont como invitada con una versión densa y espacial de “La Belleza del Error”.
Axel Krygier, el hombre orquesta hoy agita el domo a pura cumbia y sintetizador desde el inicio con una versión alocada de “Also sprach Zarathustra”. Dispara samples y efectos, y mucha balkan cumbia para mover la patita; la monada se agita y danza, en un ritual muy primal. En su lista que combina todo y no refiere a nada, mueve a todos los presentes con su sonido electrónico, juguetón e hipnótico, a veces hip-hopero con “Sentimiento/Pensamiento”, a veces cercano al drum’n’bass como en “Tanto Tiempo”, un sonidero bastardo e irresistible. El show cierra a puro delirio con la salsa infecciosa de “Échale Semilla” y con el beat amazónico de “Cucaracha” donde hay espacio para el trencito y la rondita, con el grueso de los asistentes en éxtasis.
Fonso es el que sigue, ya son las 3 y no queda mucho resto en el tanque; el pibe de Castelar, que editó Some Plays, esa obra maestra de la sampledelia, hace un set hipnótico y experimental, de alta volatilidad. Una improvisación de más de 40 minutos con guitarra, synthes y máquinas de ritmo… Un viaje minimalista y lisérgico, que suda techno. Fonso tira riffs y los bajos, pesados, suenan acojonantes, todo es tan intenso, que las cosas parecen fluir en cámara lenta. Vine a buscar otra cosa y me llevo esta marcha bestial… ¡una barbaridá!
Cuando el reloj dice que son las 4 rumbeamos a casa, aún faltan la fiesta de Manso Muñeco, Güli, el delirio de El Mayonesa y el cierre electro andino de Choiqu’e pero es muy tarde ya. Nos vamos dejando atrás los beats que se escapan del setlist de Pamela Dō que estuvo musicalizando los momentos previos y los entre bandas con su estilo ecléctico para menear y flashear.
Que vengan más domos errantes, escondidos en algún lugar, listos para ser descubiertos, y se llenen de música y magia… ¡Hasta la próxima función!